Ciudad de Santa Fe. lunes 27 de julio
El viernes participamos de un encuentro en donde Fernando presentó su último libro titulado "Que significa ser progresista en la Argentina del siglo XXI" (2009, Sudamericana). Junto a él, expuso sus ideas el docente y periodista Rogelio Alaniz.
Asimismo, participaron en el encuentro el presidente del Concejo Municipal de Santa Fe Dr. Jorge Henn y la concejala Prof. Noelia Chiementin.
El sábado por la mañana, tuvimos la oportunidad de conversar cara a cara con Fernando, en el local ARI-Coalición Cívica de la ciudad de Santa Fe. Los temas giraron en torno a el mapa político luego de las elecciones de junio de 2009, la convocatoria de dialogo por parte del gobierno nacional y la postura que decidió tomar el ARI y la Coalición Cívica de no concurrir, el rol del oficialismo y la oposición según quien gobierne el país, entre otros.
De izq. a der.: Sergio, Rafa, Vale, Agustin, Maxi, Belen, Fernando, Pablo M., Paola, Pablo T., Carlitos, Clara, Georgina, Martin y Lautaro.
Agradecemos también la participación de Rogelio Alaniz, quien desde un principio manifestó su intención de participar en el encuentro.
Finalmente, agradecemos la buena onda de Fernando, su predisposición para acomodarse a la agenda que armamos, como asi también a su equipo de asesores en la Cámara de diputados, Nícolás Simone, Paola Morrone y Delfina Freijido quienes en todo momento nos ayudaron a que está actividad pudiera concretarse.
A continuación, los dejamos con una entrevista a Fernando publicada en "El Litoral" el día domingo 26 de julio.
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“El nacionalismo paranoico no sirve para defender intereses nacionales”
El legislador de la Coalición Cívica cuestiona el modelo económico vigente basado en la industria. Advirtió que por seguir ese paradigma se asfixia al sector agropecuario. Identifica al PJ con el conservadurismo.
por Mario Cáffaro
mcaffaro@ellitoral.com
Periodista y pensador, Fernando Iglesias aceptó en el 2007 una invitación de Elisa Carrió y fue candidato a diputado porteño por la Coalición Cívica y llegó a la banca en el Congreso. La globalización, la democracia global, la incorporación de tecnología a la producción son los aspectos centrales que viene exponiendo en su pensamiento. Invitado por el ARI de Santa Fe trajo su libro a la ciudad y habló con El Litoral.
—¿La Argentina puede tener un gobierno progresista?
—Una de la tesis fuerte de mi libro es que la derecha, entendiendo por derecha al conservadurismo, en el siglo XXI es el Partido Justicialista porque es el sector más conservador de la Argentina. Es el partido del poder, del statu quo y de la conservación de los mejores privilegios. De los últimos veinte años, dieciocho los gobernó el PJ y los factores de poder son siempre los mismos: los gobernadores de las provincias feudalizadas del norte, los intendentes del conurbano, la CGT de Moyano y los gordos, las patotas de D’ Elia, los capitalistas amigos del gobierno que hacen negocios haciendo negociados y que son incapaces de generar un sector productivo avanzado. Todo esto ha gobernado la Argentina y ha sumido al resto en el fracaso. Éste es el verdadero conservadurismo. Si ahora hay una variante de derecha en el Partido Justicialista por lo menos va a expresar más claramente a qué responde ese sector y cuáles son las verdaderas alternativas políticas. Será responsabilidad de quienes nos oponemos -no solamente al kirchnerismo- sino al dominio y hegemonía pejotista a crear una alternativa a ese sistema de gobernanza.
—El radicalismo gobernó en dos ocasiones en los últimos 25 años y no pudo terminar sus mandatos.
—Éste es uno de los problemas en que estamos hoy. Mi posición con respecto al falso diálogo es no concurrir. Lo que está en juego es cuáles son las verdaderas relaciones entre oficialismo y oposición. La Argentina que ha salido de la dictadura se ha encontrado con un sistema falso, completamente distinto al que funciona en todos los países del mundo: o gobierna el PJ y el PJ establece las condiciones y cuando llama hay que ir porque sí, sin importar condiciones, ni agenda ni lo que hicieron: es el PJ fuerte en el gobierno y una oposición débil, fragmentada o gobiernan quienes no son del PJ entonces el PJ es golpista y destituyente -para utilizar la terminología de Carta Abierta- y se dedica a organizar la forma de caída del gobierno.
Si la Argentina se sigue manteniendo en esa dialéctica entre oficialismo y oposición, no hay salida. La salida es que la oposición se ponga los pantalones y empiece a mostrarse como alternativa de poder.
Argentina y el mundo
—La Argentina viene de años de fuerte crecimiento económico pero se mantiene alta la pobreza. ¿A qué entiende que obedece esto?
—No se ha entendido que en un mundo global la forma de defender los intereses nacionales no es a través del nacionalismo paranoico sino mediante la integración y la cooperación, especialmente de los vecinos. Tenemos un gobierno que se ha especializado en pelearse con los chilenos por el gas, con los uruguayos por las pasteras, con los brasileños por las cuotas de electrodomésticos en vez de buscar la profundización del Mercosur y la ampliación a la gran unión sudamericana.
Hay que ver lo que sucede en el mundo con India y China para ver qué impacto podría tener si los sudamericanos fuésemos capaces de crear una unidad sudamericana en serio. Esto tendría un efecto extraordinario en la inversión mundial y en el desarrollo de los pueblos. Ya vivimos la época en que ser nacionalista era pelearse con los vecinos. El nuevo paradigma es integrador. Lo mismo con respecto al tema de la industria. Hoy, las diez empresas más grandes del mundo o las diez personas más ricas del planeta, ya no son industrias en las cuales la riqueza se genera con el trabajo manual repetitivo; son empresas posindustriales, generadoras de servicios, de conocimiento y en el caso de industrias, la forma de agregar valor al producto es a través del trabajo intelectual creativo. Nuestro gobierno no ha entendido esto, ha creído que el destino del país está en el trabajo industrial repetitivo, manufacturero, que ha sacrificado a los sectores más dinámicos de la economía, en particular, el agropecuario y los servicios, aplastándolos con una carga impositiva desmedida con respecto a los demás sectores. Hoy estamos pagando las consecuencias de esa visión.
—Usted integra la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara. ¿Dónde está la Argentina en el mundo?
—Estamos muy mal. A nivel parlamentario, hubo iniciativas interesantes como ir a la Antártida y hacer una reunión con nuestros pares chilenos rechazando toda pretensión de Gran Bretaña por esa zona. Esto que a nivel parlamentario existe se tira por la borda cuando el gobierno apuesta por estas políticas absurdas de enfrentamiento, de tensión, de incapacidad y ahora en la cumbre del Mercosur nos retan porque cerramos las cuotas. La solución del trabajo en la Argentina no está en cerrar fronteras, sino en desarrollar una industria competitiva. Me tienen que explicar por qué una fábrica de zapatos que está en San Pablo que paga sueldos más altos en una moneda de mayor valor y los trae a la Argentina es competitiva con otra que trabaja en Rosario o en Buenos Aires. Esto revela que en cinco años de bonanza, nadie se preocupó por desarrollar la competitividad y la productividad. No hay país que haya podido incluir a sus ciudadanos sin un sector productivo fuerte, dinámico y competitivo.
—Este gobierno ha creado un Ministerio de Ciencia y Tecnología. ¿Qué importancia tiene para usted?
—Tengo aprecio y me he reunido con Lino Barañao. Pero es muy difícil contrastar desde un ministerio con poco presupuesto una política económica que va hacia otro lado. Si un gobierno cree que modernizar el país es industrializarlo, entendiendo por ello que toda la carga de impuestos recae sobre el sector más dinámico que es el agropecuario, entonces es difícil. Esto gobierno subsidia la ineficiencia porque permite al sector industrial que tenga mano de obra en negro, que contamine y que pague pocos impuestos. Tenemos una parte importante del sector industrial atrasado tecnológicamente y cuyos dirigentes son obsecuentes con los gobiernos de turno porque dependen de los subsidios. Así el sector se transforma en un lastre que asfixia al sector agropecuario y a los ligados a éste como la construcción y la metalmecánica. Ésta es la gran política general fijada por el gobierno a través de la caja y de la idea que el industrialismo es el futuro del país. Esta visión es muy difícil de rever desde un ministerio.
Los Kirchner
“Los Kirchner son progresistas, son los únicos que han progresado patrimonialmente en el último año. Yo los denunció en un libro en el 2007 cuando el entonces presidente tenía el 70% de consenso. Denuncié la compra de tierras en El Calafate y el escándalo de la nueva oligarquía política del siglo XXI que toma como propios los bienes de la Nación, utiliza sus residencias y los helicópteros como propiedad privada y se queda con tierras del Estado. Hay una violación y coherencia absoluta porque lo grave en el sistema kirchnerista de corrupción es que no es la clásica, sino más grave, estructural, el centro del poder político es la corrupción y es la caja que maneja Julio de Vido que todavía es ministro de este gobierno”.
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