Matrimonio Homosexual: el debate


Por Valeria López Delzar
Juventud Coalición Cívica-ARI
Ciudad de Santa Fe


Si buscamos la palabra matrimonio en el diccionario de la Real Academia Española, nos encontramos que las tres primeras definiciones dicen lo siguiente: 1. m. Unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales. 2. m. En el catolicismo, sacramento por el cual el hombre y la mujer se ligan perpetuamente con arreglo a las prescripciones de la Iglesia. 3. m. coloq. Marido y mujer.
Estas definiciones consagran una concepción del matrimonio demasiado tradicional y patriarcal que a su vez permanece muy arraigada en nuestra sociedad. Es una idea de matrimonio que no puede disociar la sexualidad de la procreación.
Quienes son acérrimos defensores de la prohibición del matrimonio homosexual argumentan su postura expresando que la finalidad del matrimonio es la construcción de la familia y la preservación de la especie humana. Asimismo sostienen que la homosexualidad es contraria a “la naturaleza” y que no puede ser reconocida por los Estados, ya que no es beneficioso para la sociedad.
Se escudan detrás de estos fundamentos otras razones homofóbicas que incentivan la discriminación, la desigualdad así como la negación de la realidad y los derechos de libertad vulneraron con ello la autonomía individual y el derecho de las personas a elegir su sexualidad.
Afortunadamente no todos los argumentos juegan en contra del matrimonio homosexual.
Existimos quienes estamos a favor de la permisión del casamiento entre personas del mismo sexo porque creemos que todas las personas tienen derecho de elegir con quien compartir su vida, con quien casarse y con quien no casarse también.
En una sociedad democrática, pluralista y progresista se deben respetar y aceptar sin discriminaciones las preferencias sexuales y los deseos de contraer matrimonio de todas las parejas.
Es justo reconocer los mismos derechos tanto a las parejas heterosexuales como las homosexuales, derechos como el acceso a la obra social del cónyuge, derechos hereditarios y previsionales en caso de fallecimiento de uno de los cónyuges, entre otros.
Quienes no concebimos al matrimonio y a la familia como instituciones tradicionales y patriarcales -que justifican una división de roles femeninos y masculinos a cumplir en la sociedad- compartimos la reivindicación de las parejas homosexuales.
Por ello, anhelamos que nuestro Congreso de la Nación deje de lado tanto prejuicios como presiones religiosas, y pueda dar el amplio debate que se merece este tema. Ya es un avance importante que hoy, luego de tantos años de “cajonear” proyectos similares, se discuta y se vote en el parlamento la inconstitucionalidad de la prohibición de los matrimonios homosexuales.

Repudio del bloque de diputados nacionales de la Coalición Cívica a la expulsión de Elisa Carrió de la APDH

28/10/09.- El bloque de diputados nacionales de la Coalición Cívica expresa su total y absoluto rechazo a aquellos que atribuyéndose la propiedad de los derechos humanos en la Argentina , los utilizan con mezquindad para descalificar a sus adversarios políticos.

Por su reconocida trayectoria que incluye la elevación al rango constitucional de los tratados internacionales de DD.HH. y su autoría del proyecto de nulidad de las leyes de impunidad, Elisa Carrió no tiene necesidad de demostrar su compromiso con la lucha por la memoria, la verdad y la justicia para los delitos de lesa humanidad que desgarraron nuestro país. Pero lamentablemente la Argentina de 2009 asiste asombrada al surgimiento de defensores de los Derechos Humanos del Poder, que al abrigo oficial utilizan la causa de la memoria y la verdad para mezquinos fines políticos partidarios.

Los diputados de la Coalición Cívica creemos que los derechos humanos no son una herramienta para hacer política. Por el contrario, sostenemos que son la causa de la política y son, por lo tanto, la condición imprescindible para garantizar el respeto y el reconocimiento de todas las opiniones. De lo contrario, se convierten en un discurso que encierra otros intereses. Y lo que es peor, terminan siendo utilizados para desprestigiar a quienes tienen la valentía de defenderlos, aun con opiniones que desafían al poder de turno y nos interpelan en lo más profundo de nuestras mentes y corazones para lograr una concordia duradera entre los argentinos.

Sabemos que la opinión de la doctora Carrió sobre el proyecto de ley de obtención compulsiva de ADN es compartida por muchos organismos históricos y referentes de los DD.HH. en nuestro país.

Por todo esto exigimos respeto a sus opiniones y rechazamos la injusta expulsión a la que fue sometida por las autoridades de la APDH , que no es más que una operación que verifica la mentira de un discurso que no repara en ningún límite y conspira contra la defensa y el compromiso de garantizar los derechos humanos de todos los argentinos.

Avancemos hacia un ingreso universal a la niñez


Por Alfonso Prat Gay para el diario Crítica.

El concepto de un ingreso mínimo para todos los ciudadanos (universal) es una vieja aspiración de muchas sociedades modernas. Ya en 1918 Bertrand Russell escribió que “un ingreso mínimo, suficiente para afrontar las necesidades, debería estar al alcance de todos los habitantes, independientemente de si trabajen o no”. Décadas antes, en 1872, también en Inglaterra, el sociólogo John Ruskin argumentaba que “el primer deber de todo Estado es que todo niño que nace sea bien alimentado, vestido y educado hasta alcanzar la mayoría de edad”. En 1948 la Declaración Universal de Principios de las Naciones Unidas estableció en su artículo 25 un concepto muy parecido al de un ingreso mínimo universal para enfrentar las necesidades básicas.

Durante el siglo XX varios ganadores del Premio Nobel de Economía (John Kenneth Galbraith, James Tobin, James Meade) suscribieron y alentaron la idea de un ingreso mínimo para todos. Hasta el liberal Milton Friedman coincidió con sus colegas en la necesidad de garantizar un ingreso mínimo, en su caso a través del impuesto negativo al ingreso, esto es, proponiendo que el Estado compensara monetariamente a quienes año a año quedaran por debajo de un mínimo no imponible.

Este consenso detrás del ingreso básico universal esconde, sin embargo, motivaciones bien diversas, recordándonos que las políticas públicas deben amoldarse a las épocas, a las circunstancias y a los valores que se intente defender. Friedman buscaba simplificar el Estado del ienestar surgido tras el New Deal de Roosevelt; Tobin aspiraba, a través de políticas anticíclicas, a que el ingreso y el consumo de los individuos no cayeran tanto en épocas de recesión; Galbraith quería compensar la injusta distribución del ingreso de las sociedades más afluentes como la americana, producto de las falencias del mercado. No menos audaz fue la argumentación de otro economista, Robert Theobald, quien en los años sesenta impulsó un ingreso universal para enfrentar el desafío de la “revolución cibernética”, que amenazaba con desplazar a toda la fuerza de trabajo, generando una crisis de “subconsumo”.

Estas ideas fueron permeando la discusión pública en la Argentina a partir de la década del cuarenta, y se tradujeron en mejoras palpables para los trabajadores, como las asignaciones familiares, la cobertura por medio de obras sociales y el aguinaldo, este último gracias al proyecto original del diputado tucumano por la UCR, don Fernando de Prat Gay.

Lamentablemente el debate tan rico y tan fructífero de aquellos años perdió fuerza con la degradación institucional de las últimas décadas. En este marco decadente, las políticas públicas no han encontrado respuestas a la creciente informalidad laboral y han recalado en el voluntarismo y el clientelismo como herramienta impotente (y perversa) para atender la exclusión social. La discusión actual en torno a una asignación universal por hijo nos brinda la oportunidad de devolverle a este debate el vuelo que se merece.

El concepto de ingreso a la niñez está veladamente incorporado en el sistema tributario y de beneficios sociales de la Argentina, aunque de una manera casi cínica. El país destina hoy $ 18.000 millones al año en salarios a la niñez, que varían según la condición laboral y la remuneración de los padres. La hija o el hijo menor de 18 años de un padre empleado formalmente con ingresos mensuales inferiores a los $ 4.800 recibe una asignación familiar de hasta $ 180 por mes. Para niveles de ingreso superiores, los padres pueden deducir hasta $ 5.000 anuales por hijo de su declaración jurada del impuesto a las ganancias, lo que representa una exención impositiva (subsidio) de hasta $ 146 (el 35% de $ 5.000/12) por mes.

Este sistema fue diseñado para un mundo de pleno empleo y en el que todos los empleos son formales. El mundo de cincuenta años atrás. En 2009 más de la mitad de los niños queda fuera de este sistema. Hace muchos años ya que este sistema clama por una reforma.

De los 12,2 millones de niños menores de 18 años que viven en la Argentina, alrededor de 4,3 millones tienen derecho a una asignación familiar que en promedio alcanza los $ 155 por mes (cuanto mayor el salario del padre, menor la asignación familiar). Hay 1,5 millones de chicos (algo más del 10%) cuyos padres reciben una deducción impositiva del orden de $ 146 por mes (esta asignación crece con el ingreso de los padres, paradójicamente). Fuera de la formalidad, existen 6,5 millones de niños que cuentan para el Estado en tanto y en cuanto alguno de sus padres tenga acceso a un plan del Ministerio de Trabajo o del Ministerio de Desarrollo Social. Como el gasto anual en dichos planes alcanza los $ 7.100 millones, podemos decir que, en promedio, los hijos de padres informales reciben alrededor de $ 90 por mes. Sabemos también que ésta es una estimación generosa ya que son muchos (millones) los que no reciben nada, y es mucho el dinero que queda en los bolsillos de los punteros.

La pregunta que debemos formularnos, entonces, es: ¿cómo logramos que estos 6,5 millones de chicos tengan beneficios similares a los de hijos cuyos padres están formalizados?

La respuesta de la política social de las últimas décadas es “démosles planes a los padres que los necesitan”. ¿Quién puede oponerse a semejante buena intención? Esto es exactamente lo que pide la Iglesia católica, en su saludable participación en el debate en los últimos días. Lamentablemente, detrás de esa buena intención se ha montado una estructura que usa a los pobres. Ellos no tienen el derecho a recibir lo que les corresponde, sino que son rehenes del puntero, piquetero, intendente o funcionario, que decide a quién si y a quién no. El dilema que enfrentan millones de argentinos es: saciar su hambre o conservar su dignidad. ¿Queremos, realmente, vivir en una sociedad en la que la tercera parte de la población enfrenta diariamente este dilema innecesario? La política debe dejar de usar a los pobres y diseñar un sistema que los libere de los punteros y les devuelva sus derechos y su dignidad. La única manera de lograrlo es unificando los distintos salarios a la niñez existentes en un único ingreso ciudadano universal para todos los menores de edad independientemente de la condición laboral de sus padres.

Ésta es la propuesta de Elisa Carrió y Elisa Carca presentada por primera vez en 1997. El ingreso ciudadano para la niñez (Incini) apunta a distribuir una suma de dinero uniforme, abonado con periodicidad mensual, cuyo acceso inicial no depende de prerrequisitos subjetivos sobre los beneficiarios directos (niños y niñas), ni sobre los padres o tutores. No se exige la demostración de que el beneficiario viva en condiciones de pobreza, o que los padres o tutores estén desempleados o que sean declarados incapaces. Esta incondicionalidad del ingreso no significa la eximir de responsabilidades. La principal es reforzar y complementar los rendimientos de otras políticas, debiendo cumplir como requisitos el control del embarazo, la asistencia sanitaria, cumplir con los planes de vacunación y la obligatoriedad de asistencia escolar.

La respuesta defensiva de la corporación política, tan temerosa de perder su negocio clientelístico con la pobreza, es que la universalidad del beneficio implicaría otorgarles un ingreso a millones de niños de padres afluentes. “¡Démosles sólo a los pobres!” gritan, repitiendo la estrategia de otras batallas épicas en las que supuestamente perseguían la libertad de expresión, mejores jubilaciones o la independencia respecto del FMI.

Lo que ignoran esas voces oficialistas es que los hijos ricos ya reciben un subsidio de parte del Estado. Prefieren ignorar, también, los elementos complementarios y distintivos de nuestra propuesta: el reemplazo del régimen de asignaciones familiares por el ingreso universal a la niñez y la eliminación de la deducción por hijo del impuesto a las Ganancias.

El Incini logra el doble objetivo de llegar a quienes debemos llegar –los niños pobres hijos de padres desempleados o informales– sin mejorar la condición de los niños que no lo necesitan.

Los niños ricos no ganan con el Incini. Ganan todos los otros niños y gana la sociedad igualando las oportunidades desde temprana edad. Hay numerosas variantes presupuestarias para financiar su costo, que representa menos del 1% de lo que el país produce por año. ¿Vamos a seguir permitiendo que ganen unos pocos políticos en detrimento de millones y de los valores que nos hicieron grandes como Nación?

Esta propuesta, cada vez más compartida por otros sectores de la oposición, no es un proyecto de ley más. Implica una definición muy profunda como sociedad. Es nada menos que el intento de revertir décadas de indiferencia frente a la pobreza y exclusión creciente de amplios sectores, que nos alejaron más y más de los sueños de nuestros abuelos. Sueños de un país con oportunidades para todos. Con esperanzas de un futuro mejor.

Hay muchas razones para discutir, complementar, consensuar y mejorar este proyecto. Pero ninguna que pueda defender dignamente que al país no le hace falta discutirlo.

Incidencia del Incini ($ 200 mensuales por niño)

(frente a la situación regresiva y clientelista actual)

Clase media mejora en $ 45 mensuales por hijo + $ 2.280 millones

Clase alta empeora en $ 16 mensuales por hijo - $ 360 millones

Clase baja mejora en $ 109 mensuales por hijo* + 8.500 millones

* como mínimo, ya que hoy hay muchos que no reciben ningún subsidio y hay muchos recursos que quedan en manos de punteros en vez de los niños.

ECUACIÓN DE FAMILIAS DE ALTOS INGRESOS

Reciben el Incini $ 3.600 millones
($ 200 por hijo)

Menos:

Impuesto a las ganancias sobre Incini $ 1.260 millones (35%)

Eliminación deducción ganancias por hijo $ 2.700 millones

TOTAL -$ 360 millones

http://www.criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=32889
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Fernando Sanchez estuvo en Santa Fe


Nota del diario EL LITORAL

Esperan que la Coalición Cívica-ARI se constituya en "fuerza alternativa"

El diputado nacional Fernando Sánchez, ladero de Elisa Carrió, visitó Santa Fe. Admitió que no es fácil amalgamar a los diferentes partidos, pero aseguró que vale la pena el intento. Dijo que no es tiempo de hablar de candidaturas.

El diputado nacional Fernando Sánchez defendió el relanzamiento del espacio Coalición Cívica-ARI, que lidera Elisa Carrió, y explicó que se trata de una manera de reconocer formalmente a todos los sectores independientes, sociales e intelectuales que adhirieron a este proyecto durante los últimos tiempos.

“No tiramos por la ventana un partido para formar otro; es el mismo partido cuyos militantes le abrieron en su momento las puertas a los independientes y hoy los queremos incorporar en igualdad de condiciones y derechos. Ellos están caminando con nosotros desde hace dos o tres años, convencidos de que tenemos similitudes profundas en el pensamiento. Entonces ya no son más independientes; por eso quisimos que fuesen parte de este proyecto también en la formalidad”, explicó.

El legislador estuvo días pasados en la ciudad; brindó una conferencia de prensa y después disertó en la sede partidaria local. En ese marco, admitió la necesidad de fortalecer el espacio para constituirse en una alternativa de cara al 2011, pero dijo que todavía es prematuro hablar de candidaturas.

“Hay mucho trabajo por en el Congreso de la Nación hacer antes de hablar de eso. Las bancas se ganan para defender el pueblo. Nosotros no ganamos bancas para especular sobre el tamaño de nuestro bloque, para ver entonces quién se puede postular a la presidencia de la Nación. Siempre hemos tenido candidatos dispuestos a ofrecerle a la Argentina una salida diferente, pero ahora es tiempo cómo defendemos a la sociedad desde el Congreso”, insistió.

Sánchez dijo que antes de plantear candidaturas, “hay que poner todo el empeño para constituirnos en una fuerza alternativa con peso, solvencia y sostenibilidad en el tiempo”. .

UCR vs. Cobos

El joven legislador del ARI también defendió el acercamiento con la UCR, pero excluyó al vice presidente de la Nación, Julio Cobos.
“Tenemos coincidencias profundas con la UCR, pero no con Cobos -respondió a El Litoral-. Lo mismo pasó con el Socialismo; dentro de ese partido, la mayoría está alineado en un proyecto alternativo a la forma de hacer política y de ver el poder que tiene el kirchnerismo, pero hubo sectores del PS que formaron parte del gobierno nacional. Sin embargo, no por eso vamos a decir ‘con el PS, no’. En cuanto a la UCR, Cobos fue quien le posibilitó los votos que necesitaba la presidenta de la Nación para que nosotros (la Coalición Cívica) no entremos al valotage”.

Sobre esa base, explicó que “no se trata sólo de trabajar con los partidos que históricamente han sostenido valores que merecen ser reivindicados; tenemos que trabajar con las personas dentro de esos partidos que han sabido resistir. Cobos -prosiguió- no es una persona que ha sabido resistir. Es el vice presidente de Cristina Fernández de Kirchner”.

A su criterio, “la gente le da mucha importancia a Cobos, pero para el mundo político no representa demasiado. Nadie sabe qué piensa Cobos. Y hay que preguntarse qué piensa él para saber después si puede estar en la Coalición Cívica. No es la especulación lo que nos va a llevar a una alternativa, sino tener convicción para poder sostener los momentos difíciles”, sentenció..

Intento

Sánchez reconoció que no es sencillo lograr amalgamar diferentes fuerzas en una misma coalición, pero aseguró que vale la pena el esfuerzo.

“En la Coalición Cívica nos inspiramos y creemos en los valores históricos del radicalismo, del socialismo y hasta del peronismo. Por tanto, tenemos la obligación de sumar esos valores y ofrecerlos a la sociedad. Creemos que ésta es la forma de salir de esta Argentina injusta y donde los argentinos no merecemos vivir”, expresó.

El legislador dijo que el esfuerzo está garantizado, más allá de las dificultades. “Que es difícil, por supuesto que es difícil. Hay 50 años de historia de desencuentro y donde las luchas se confundieron con los intereses. Ahí, los partidos tradicionales se perdieron en el camino, pero en vez de castigarlos y condenarlos, tenemos que ayudarlos para poder rencontrarnos. Ése es el desafío”, sentenció.

Sánchez admitió que dentro del Acuerdo Cívico y Social “no todos estamos convencidos de hacia dónde queremos ir. Pero creo que hay una masa crítica muy interesante para que haya una alternativa a esa forma especulativa, corrupta y cómplice de ver el poder. El desafío es muy grande porque no es sólo el kirchnerismo; son muchas corporaciones que se han entendido muy bien con el kirchnerismo y hoy se pelean circunstancialmente”, concluyó.

PARTIDO COALICION CIVICA PARA LA AFIRMACION DE UNA REPUBLICA DE IGUALES


Asistimos al nacimiento del Partido Coalición Cívica para la Afirmación de una República de Iguales (CC-ARI). Aquí se agrupan muchos de los dirigentes y militantes que, no teniendo pertenencia partidaria, participaron de la experiencia de la Coalición Cívica, junto a quienes hace ya muchos años vienen construyendo el partido ARI.

El partido CC-ari nace como una fuerza política que intenta recoger lo mejor de las tradiciones políticas de la Argentina. Es por ello que se plantea sintetizar la defensa de la República, la ética ciudadana y la Justicia Social como los ejes centrales de la propuesta política. Su intención es construir los puentes necesarios para recuperar la relación entre la política y la sociedad, y para ello establece en su carta orgánica mecanismos de participación que logren preservar los espacios sociales y técnicos de aquellos que quieran participar de la estructura partidaria. Desde esa perspectiva buscará convertirse en una tercera fuerza en la política argentina con vocación de construir una nueva mayoría que garantice pisos de ciudadanía e inclusión para todos los habitantes de nuestra patria.

Elisa Carrió presidirá la Mesa Nacional de Conducción del Partido CC-ari y, serán parte de la misma Gerardo Conte Grand (peronismo en la CC), dip. nac. Héctor Toti Flores (Mesa Social de la CC), dip. nac. Alfonso Prat Gay (equipos técnicos de la CC), dip. nac. Fernanda Gil Lozano (independientes de la CC), junto a Carlos López Iglesias (sec. gral. del ARI), Pablo Javkin (dip. pcial. ARI Santa Fe), Magdalena Odarda (dip. Pcial. ARI Río Negro), Liliana Piani (dip. Pcial. ARI Prov. Bs. As.), Javier Mor Roig (sen. Pcial. ARI Prov. Bs. As.). Participarán de esta mesa además, los representantes del partido en los bloques de la Coalición Cívica de las cámaras de diputados y senadores de la Nación, Adrián Pérez y María Eugenia Estenssoro. Son suplentes alternos de cada uno de los mencionados, Ricardo Lolo Gómez, Soledad Bordegaray, Pedro Lacoste, dip. nac. Fernando Iglesias, dip. nac. Alicia Terada, dip. nac. Griselda Baldatta, dip. nac. Fernanda Reyes, sen. prov. Bs. As. Fernando López Villa, y la dip. nac. Elisa Carca.

Se impulsará además la existencia de un ámbito de Coordinación Política integrado por Elisa Carrió, Fernando Sánchez y Horacio Piemonte, que coordinará el trabajo entre Nación, Capital y Provincia de Buenos Aires, y una Coordinación gral. a cargo de Elsa Tata Quiroz.

El partido seguirá trabajando además, en el marco de la Confederación Coalición Cívica, con todos aquellos otros sectores partidarios que acuerden con los principios, las prácticas y las propuestas que le dieron origen y sentido al espacio de la Coalición Cívica en la Argentina. Y seguirá promoviendo el proceso de unificación partidaria con estos sectores a efectos de seguir consolidando una herramienta partidaria más sólida y homogénea para enfrentar los desafíos que nos esperan.

Luego de la novedosa experiencia de la puesta en marcha de la Coalición Cívica en el año 2007, como principal espacio de oposición al atropello del gobierno kirchnerista, se hizo necesario avanzar en una organización superior y una mayor institucionalidad de la fuerza. Contener en una estructura partidaria a todos los sectores independientes que participaron de esa propuesta, constituyó una imperiosa necesidad para que obtuvieran todas las atribuciones y derechos de los sectores partidarios, tanto en los espacios de conducción como en su presencia en las listas de candidatos. Este es el primer paso de lo que entendemos debe ser la unificación, en un solo partido, de todas las estructuras partidarias participantes de la Coalición Cívica.

El partido CC-ari nace para fortalecer el espacio de la oposición en la Argentina, trabajando articuladamente con todos aquellos que habiéndose resistido a ser parte del régimen kirchnerista compartan los principios, las propuestas y las prácticas, y desde allí construir una alternativa política que permita hacer realidad el sueño de igualdad.