Mas allá del Kirchnerismo y la Sociedad Rural

Ciudad de Santa Fe, domingo 22 de junio de 2008



Lo que sigue, es un pequeño texto escrito por Roberto Gargarella (Abogado, Sociólogo, Prof. de Derecho Constitucional de la UBA) y publicado en su BLOG "Seminario de Teoría Constitucional y Filosofía Política" (http://seminariogargarella.blogspot.com/). Mas allá de la lectura de estas reflexiones, recomendamos visitar el citado BLOG pues contiene diversos materiales sobre derecho, sociología y arte; asimismo, estos contenidos permanecen rodeados y dinamizados por los comentarios y diálogos de los visitantes e integrantes del seminario de Gargarella.


La teoría de la democracia de CK

Entre los hechos más notables y menos destacados de estos días se encuentra la explicitación que ha hecho la presidente de la teoría democrática que suscribe. Suscribe, diría desde aquí, una teoría más bien opuesta a la que yo defendería, desde la izquierda democrática. Algunos de los puntos que destacó:

1) Democracia es votar: El que se opone al gobierno tiene que esperar a las próximas elecciones. Nada de bocinas, cortes, protestas, cacerolas. La plaza está para el oficialismo. Y ojo con querer ocuparla (la democracia no se puede manejar "con cacerolas, cortes de ruta y bocinas, así no se gobierna al país"). La "protesta...", dijo hoy, "...interfiere en la misma construcción democrática". Contra estas afirmaciones, le diría que democracia es, sobre todo, lo que pasa entre votación y votación.

2) La política está en manos de los representantes: Si uno se opone al gobierno, lo que tiene que hacer es crear un partido político ("si además quieren cambiar el modelo económico del país lo que deben hacer es organizar un partido político, presentarse a elecciones y ganarlas").
Contra estas afirmaciones, le diría que la democracia tiene que estar sobre todo, y cada vez más, y tanto como se pueda, en manos de los ciudadanos, y no de los partidos y los representantes (ni de las corporaciones). Es decir, lo que se necesita es más democracia directa, y no más (de esta) democracia representativa.

3) Como participar es participar en un partido político, quien lo hace por fuera no merece, políticamente, consideración ("cuatro personas a las que nadie votó, nadie eligió, se reunían, deliberaban y comunicaban al resto de los argentinos quién podía andar por las rutas"). Ayer, NK insistió con el mismo punto, la misma idea de quiénes son y quiénes se creen que son estas cuatro personas que lideraron la protesta. Es notable el modo en que tanto CK como NK ignoraron o despreciaron el hecho extraordinario de que miles y miles de personas salieron a las plazas de sus pueblitos a manifestarse contra el modelo imperante. Al concentrar su atención en los "cuatro del campo" dieron vuelta la espalda, brutalmente, a los cientos de miles de ciudadanos que salieron a la calle a expresas sus quejas.
Contra estas afirmaciones, diría que la política debe tomar detallada nota de la protesta que proviene de la sociedad civil, más o menos organizada. Debe prestar especial atención -en lugar de menospreciar o desmerecer- a las quejas de quienes se sienten afectados por las políticas que se toman. No para, necesariamente, darles la razón, sino para explicarles y justificarles por qué van a hacer lo que quieren hacer. Necesitan, con urgencia, conocer en lugar de ignorar el por qué de la oposición de ciertos individuos o grupos a las políticas que propician.

4) Protestar en la calle es ponerse fuera de la democracia. Protestar es ser intolerante ("Tenemos que aprender a procesar democráticamente nuestras diferencias, tal vez por los golpes de estado creemos que todo se arregla con intolerancia, cocina, cacerolas o cortes de ruta").
Contra estas afirmaciones, le diría que la protesta es el primer derecho, está en el corazón de la democracia, constituye su esencia. Esto no quiere decir que cualquiera puede protestar de cualquier manera, sino que la protesta debe, ante todo, protegerse: si perdemos la protesta, lo perdemos todo.

5) La política se trata de ellos o nosotros ("no quiero un país, una democracia corporativa donde se crea que se puede manejar desde la Sociedad Rural"). Y él, como siempre, subió la apuesta: es "ellos o nosotros" -"a nosotros nos gusta ir a Plaza de Mayo y vamos. A ellos, les gustará andar con cacerolas").
Contra estas afirmaciones, diría que muchos nos sentimos radicalmente críticos de ambos grupos, sin ningún problema: hay mucha vida, por suerte, fuera del kirchnerismo y la Sociedad Rural.


Roberto Gargarella

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