Las medidas anticrisis anunciadas por la presidente reflejan la incapacidad del gobierno para entender la dinámica recesiva que afecta a las familias y a la estructura productiva del país.
Equipo Económico de la Coalicion Civica
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Las medidas anticrisis anunciadas por la presidente reflejan la incapacidad del gobierno para entender la dinámica recesiva que afecta a las familias y a la estructura productiva del país.
En el marco de la campaña de adhesión y apoyo para que se investiguen los hechos denunciados ante la justicia Penal por
Se repartieron más de 5000 volantes informativos y 200 CDs con la versión integral de la denuncia.
También solicitaron la firma de un formulario de adhesión a la campaña.
Gran cantidad de público se interesó por la denuncia y firmó las planillas exhibidas.
La campaña continuará durante las próximas semanas en distintas avenidas de la ciudad.
El día miércoles, en el local del ARI, se realizó la charla-debate titulada: “La política entre la ciudadanía y los derechos fundamentales: hacia una reforma constitucional en Santa Fe. La experiencia entrerriana”. La misma fue organizada por la juventud del ARI de nuestra ciudad.
La exposición estuvo a cargo del Presidente del Concejo Municipal Jorge Henn, del Diputado Provincial Raúl Lamberto(FPCyS) y Adriana de la Cruz, ex Convencional Constituyente de Entre Ríos(ARI-Coalición Cívica)
Este panel fue el corolario de una serie de talleres sobre la Reforma Constitucional organizados por la juventud del ARI durante este año. La charla giró entorno a los temas mas debatidos como son: La autonomía municipal, Bicameralidad/Unicameralidad, Concejo de la Magistratura, la inserción de las juventudes en el ordenamiento constitucional, los mecanismos de democracia directa y el control gubernamental.
Elisa "Lilita" Carrió interpuso una denuncia penal a los fines que se investigue la conducta de los Sres. Néstor Kirchner, Julio De Vido, Claudio Uberti, Rudy Ulloa Igor, Ricardo Jaime, Cristóbal López y Lázaro Báez por la probable comisión de los delitos de Asociación Ilícita, Fraude a la Administración Pública, Abuso de Autoridad, Violación de los Deberes de Funcionario Público y Negociaciones Incompatibles con el Ejercicio de la Función Pública (tipificados en los artículos 174, 210, 248, 249 y 265 del Código Penal) y otros posibles actos de corrupción. Resumen de la denuncia AQUI
El escrito se presenta de la siguiente forma:
"Así como en la década del 90 la corrupción se gestionó a través de los bancos y el sistema financiero, en la era de Néstor Kirchner se basa en los oscuros negocios que él y su entorno hacen de la obra pública. Desde fines del 2003 hasta la fecha, comenzamos a describir una nueva matriz de negocios implementados desde la máxima autoridad del Poder Ejecutivo que cuenta con tres características básicas:
Así, el comportamiento de saqueo puede advertirse mediante la cooptación del aparato Estatal por parte de los especuladores y grupos económicos concentrados, muchos de ellos, sin antecedentes comerciales o con crecimientos patrimoniales notorios a partir del 2003 con la llegada del Kirchnerismo al gobierno."
Creemos que es tiempo que todos los argentinos que estamos convencidos que la corrupción debe ser definitivamente erradicada de la Argentina nos comprometamos en apoyo a la denuncia que Elisa Carrió lleva adelante, para que sus responsables den cuenta ante la Justicia como cualquier ciudadano.
Este debe ser un juicio histórico que ayude a terminar con la impunidad política en la Argentina, y demuestre que una Justicia independiente puede tener lugar incluso para los que todavía detentan el poder. Ese será nuestro gran aporte a un país distinto, con justicia social, República y sin corrupción.
Para bajar el formulario para la junta de firmas entra al link de la Coalición Cívica (pulsar AQUI)
Para mayor información, entra al sitio www.juicioalacorrupción.com.ar
La líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, repudió hoy la decisión del procurador general de la Nación, Esteban Righi, de limitar las facultades de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA), y deslizó la posibilidad de impulsar el juicio político contra ese funcionario.
Carrió, junto a Marcela Rodríguez, diputada nacional por esa fuerza, acusó a Righi de "erigirse en garante de la impunidad de los funcionarios públicos de este gobierno", al tiempo que elogiaron la labor que desde hace cinco años lleva adelante el titular de esa fiscalía, Manuel Garrido.
" Garrido es el único funcionario que sistemática y en forma coherente impulsó causas contra funcionarios de este gobierno", afirmaron las referentes de la Coalición Cívica en un comunicado conjunto.
Para Carrió, la decisión amerita analizar la posibilidad de impulsar el Juicio Político de Esteban Righi. En tanto, la diputada Rodríguez recordó que en noviembre del año 2007 ya había presentado un proyecto de ley de modificación del Ministerio Público, "ante el paulatino recorte de facultades que venía sufriendo la Fiscalía de Investigaciones Administrativas".
En ese sentido, en contra de lo que propuso Righi, se pronunció a favor de ampliar las herramientas de investigación de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas.
En una interpretación del concepto "intervención necesaria" de la ley del Ministerio Público, el procurador Righi limitó las atribuciones del titular de la FIA, al disponer que ya no tendrá intervención directa en causas que no se hayan iniciado por su denuncia.
22/11/2008
Interesante nota del amigo Santiago Kovadloff. Kovadloff tiene una notable capacidad para transmitir ideas complejas y reflexionar desde la postura del intelectual crítico -. entendiendo a este como aquel que constantemente somete la realidad ante la postura de la duda - sin caer en el lenguaje críptico o los análisis rebuscados.
Lo que sigue, es un escrito entorno al Matrimonio presidencial.
Dejemos hablar a Kovadloff entonces.
Es innegable: el mismo hombre que tanto hizo por devolverle solidez a la investidura presidencial, tras el ciclo agónico de Fernando de la Rúa, es el que sepultó una vez más en la irrelevancia el significado de esa investidura, cuando recayó sobre su mujer. En el primer caso, su labor fue constituyente: consistió en asociar su desempeño como primer mandatario a una concentración creciente de poder personal. En el segundo caso, esa tarea fue destituyente: consistió en retener y seguir ampliando el poder acumulado mientras volvía a sumir en la intrascendencia el ejercicio de la presidencia de la Nación.
De modo que nadie ignora quién manda en la Argentina ni los procedimientos de que se vale para lograrlo. Tampoco ignora nadie a qué se han reducido aquellas promesas de protagonismo ?y, en especial, de protagonismo femenino? del que tanto se ufanaba Cristina Fernández cuando describía los contenidos y el estilo que distinguirían su gestión, si en el torneo electoral de 2007 alcanzaba la victoria.
Triunfó. Pero las cosas bien lejos están de ser como se aseguró que serían. El cuadro institucional del país sufre un deterioro escandaloso. Al festín de exclusiones, ninguneos y silenciamientos al que se entregó con voracidad y rigor el ex presidente Kirchner durante su mandato legítimo, manipulando a su gusto los tres poderes de la República, siguió, en su mandato ilegítimo, la subsunción de la vicepresidencia en el anonadamiento, y la franca volatilización de toda sustancia en el desempeño de la primera magistratura por parte de su esposa. Estamos, si aún quedan ganas de buscar consuelo en una analogía literaria, ante un caso de fagocitosis matrimonial inverso al de los Macbeth. En la pareja ideada por Shakespeare, era él, hasta donde podía, el aplicado ejecutante de los planes urdidos por ella; el alma en la que ella vertía el ímpetu imprescindible para llevar a cabo sus más íntimas convicciones. En nuestro caso, es él quien dictamina y ordena, sentencia y administra. No obstante, aún resuena en los oídos de los memoriosos el desdén con que Cristina sentenció a la señora de Duhalde, con el que redujo a uno solo sus posibles atributos políticos: la "portación de apellido".
Las cosas, entre nosotros, están del modo en que recientemente las caracterizó ese hombre que siempre apunta antes de disparar. La Argentina, afirmó Hugo Moyano, "es un país donde todo pasa por las manos de una sola persona".
Tampoco cuentan con ningún margen de independencia los ministros del Gobierno. Sólo son herramientas de esas dos manos ávidas. Hay un extraño deleite en esa sumisión sin mengua. Freud sabría caracterizarlo. Si hay una función a la que no están convocados los señores ministros es a la producción de pensamiento. Ser y pensar no son, en este caso, uno y lo mismo, como quería el célebre enunciado de Parménides. Es algo patético. La personalidad es la ofrenda que deben inmolar en el altar del poder quienes acepten representarlo.
¿Es ésta la situación en la que se encuentra la Presidenta? Si así no fuera, ¿dónde han quedado los proyectos que expuso en la campaña electoral? ¿Dónde, los cambios que habrían de producirse con su acceso a la más alta magistratura de la Nación? Los días transcurridos se han llevado las promesas de mayor institucionalidad, de más transparencia, de mejor comunicación, de más seguridad, de más trabajo, de mejor educación, de saneamiento de la economía y de las relaciones internacionales, de reversión de la pobreza, de extinción de esa plaga de maniqueísmo con la que su marido contaminó el país. Si el cambio iba a producirse con Cristina Fernández, ahora sabemos que esa expectativa fue sepultada en una férrea inmovilidad. Tal es el estado de la democracia argentina cinco lustros después de haber sido recuperada.
A la luz de todo ello, quiero volver a la situación en que se encuentra hoy aquel promocionado protagonismo innovador que habría de ganar la condición femenina cuando Cristina Fernández alcanzara la presidencia de la República. Bien se recordará que, en tiempos electorales, la por entonces candidata exigía, poco más o menos, que se aprendiera de una buena vez a usar las palabras para que ellas transparentaran su condición de mujer, y de mujer independiente; agradecida a su marido por cuanto había hecho, pero libre de él para emprender lo que le cabía. Y en ello se insistió más aún cuando, victoriosa, recibió el bastón de mando. "¡Presidenta! ¡Presidenta!" ?enfatizaba en sus intervenciones públicas, queriendo subrayar con ello, entre otras cosas, que una mujer cabal, temperamental y moderna puede ser esposa de un hombre fuerte sin estar por ello sometida a él. Y lo cierto es que muchos, al oírla, tenían la impresión ?o querían tenerla? de que así sería, y que el machismo ancestral de los argentinos recibiría, de paso, una formidable lección.
La presidenta argentina parecía sumarse, de tal manera, a la nómina naciente y refrescante de mujeres que se veían llamadas a renovar, con la singularidad de su presencia hasta allí prácticamente inédita, el escenario político mundial. No fue así, desgraciadamente. La mujer que iba a gobernar como lo prometió, gobierna en verdad como se le indica que lo haga. El espíritu de una cultura conservadora pudo más en ella que el aliento progresista de la transformación. Al igual que sus ministros, la Presidenta representa un poder que no encarna, mientras un ex presidente encarna, simultáneamente, un poder que no representa.
Es el mundo del revés. Es el drama de una Argentina invertida y corrupta. Los conceptos, en ella, están envilecidos: quieren decir lo que no dicen, dicen lo que no quieren decir. Y el espíritu autoritario y dictatorial bien lejos está de haber sido erradicado.
Tenemos pruebas diarias de que es así. Lo que acaso no hayamos hecho todavía es inferir las tristes consecuencias de lo que, en un orden cultural y no sólo político, implica esta paradójica y acaso involuntaria contribución de Cristina Fernández al sostenimiento, en la función pública, de un estereotipo que tanto cuesta desarraigar de la vida privada. El de la esposa que no sabe proceder sino como vocera de su marido. De hecho, viéndola obrar, cabe concluir que, con su conducta, ella ha fortalecido, en el escenario institucional, el afianzamiento de un modelo vincular, entre el hombre y la mujer, francamente conservador y cerril.
Pero lo más lamentable en el desempeño de los compromisos protocolares a los que ha quedado reducida su función es verla simular una autonomía de la que a todas luces no goza. Acaso sea ésta la expresión más dramática de la subordinación a las ideas de un hombre que, siendo devoto del espejo, desconoce la íntima necesidad de diálogo y el valor de la interdependencia.
Basta con efectuar una relectura de los pronunciamientos de la Presidenta, en especial a partir del conflicto de su gobierno con los campesinos, para terminar persuadidos de que aquellas banderas de género, tan fervorosa y desafiantemente alzadas, han ido siendo arriadas a favor de una práctica más convencional y, por ello, descorazonadora, de una feminidad que ya nada parece querer disimular sobre su disposición al acatamiento y a ocupar un lugar secundario en el esquema de poder. Una espléndida oportunidad de cambio, también en este orden, se ha echado a perder.
Lejos del legítimo protagonismo que la Constitución le confiere y exige, la Presidenta ha permitido que, a través de su persona y de su investidura, Néstor Kirchner siga afianzando su hegemonía, aun a expensas de lo que establece la Constitución.
No faltarán los enardecidos capaces de creer que en la Argentina estamos como estamos porque gobierna una mujer. No. Estamos como estamos porque hemos acumulado uno tras otro, a lo largo de los años, desaciertos profundos, reiterados, agobiantes. Y estamos como estamos, además, porque a todo ello se suman los pesares aportados por una mujer que prometió gobernar de un modo innovador y no lo hizo.
El fiscal de Investigaciones Administrativas, Manuel Garrido, es uno de los funcionarios más distinguidos de la presente administración, un hecho sobre el cual coinciden funcionarios, académicos y periodistas de las más variadas convicciones. El trabajo honesto y riguroso de Garrido ha cosechado la admiración y el respeto de una amplia mayoría de sus colegas, y ha contribuido a poner obstáculos a actos de corrupción siempre frecuentes en nuestras estructuras políticas y administrativas.
En estos días, como es de dominio público, el procurador general de la Nación decidió precisar cuáles eran los márgenes de la actuación del fiscal de Investigaciones. Nadie, ni mucho menos el procurador, podía tener dudas de que su respuesta iba a ser leída y evaluada como lo que es, es decir, una respuesta que no se dirige a resolver una disputa académica abstracta, sino a laudar un problema político de primera importancia.
El fiscal Garrido abrió numerosas causas sobre corrupción que involucran a funcionarios y ex funcionarios del primer nivel (incluyendo, al ex presidente Kirchner), y a organismos, como el Indec, marcados por una gestión de escándalo. Si el procurador toma la excusa de un conflicto en apariencia técnico para resolver un problema netamente político, después no puede pretender que leamos su respuesta, eminentemente política, como un laudo sólo técnico.
El derecho no puede ni debe leerse con independencia de las circunstancias políticas en las que emerge, y nadie -menos el procurador- tiene el derecho de exigirnos hacerlo.
Puesto a decidir sobre el conflicto del caso, el procurador se inclinó por la interpretación jurídica más extrema y restrictiva posible en torno de las facultades de la Fiscalía. A partir de su dictamen, una institución que, desde la vuelta de la democracia, habíamos reconocido todos fundamental, si no exclusivamente, como un organismo anticorrupción, deberá dejar de ser fundamentalmente eso: un organismo que combate la corrupción.
Para la corrupción, nos dice Righi, están todos los demás fiscales, antes que la Fiscalía de Garrido. Preocupado por las posibles fricciones entre Garrido y los otros fiscales, la solución para Righi no pudo ser más sencilla ni menos oportuna: desplazar la Fiscalía Nacional de las tareas anticorrupción que desarrollaba.
La resolución es cuanto menos paradójica: hasta hace pocos años -justamente cuando el actual fiscal Garrido estaba al frente de la llamada Oficina Anticorrupción- las autoridades públicas defendían a la Fiscalía de Investigaciones Administrativas diciendo que era ella, y no la Oficina Anticorrupción, la encargada de querellar en materia de corrupción. Ahora nos enteramos de que la respuesta era la contraria.
¿Cuáles son, según el procurador, las tareas que le corresponden entonces a la Fiscalía de Investigaciones, y cuáles los alcances de las mismas?
Según nos informa el procurador, en una dura respuesta oculta bajo el ropaje de un mero acto interpretativo, la Fiscalía debe concentrar su tarea en las faltas administrativas, antes que en las causas penales. El dato nos es menor: ello significa que, para el procurador, la entidad debe dejar de ocuparse de aquellos casos que involucran a los funcionarios políticos, ya que éstos no están sujetos a responsabilidad disciplinaria.
Ampulosamente, Righi declara que la Fiscalía puede "acceder sin cortapistas" a los expedientes. No aclara, sin embargo, que aún una modesta ONG cuenta con esa misma capacidad, sin ayuda de la generosidad interpretativa de la Procuración. El procurador deja en claro, además, que la Fiscalía no podrá intervenir (presentando escritos o pruebas) para "empujar" o promover causas que haya iniciado antes que ella otra persona.
Esta es otra excelente noticia para los que se involucran en actividades ilícitas, dado que es de ese modo -la modesta denuncia individual- como se inician casi todas las causas de corrupción, y es de esa forma -activando causas que sus colegas, por las peores razones, dejan abandonadas- que la Fiscalía ha hecho algunos de sus aportes más notables.
Días después de su resolución, y en vistas a los repudios unánimes recibidos, el procurador hizo circular una aclaración en la que sostuvo que su respuesta sólo había venido a "precisar" el derecho, frente a dudas que el propio Garrido, entre otros, había planteado. El procurador puede quedarse tranquilo: dado el tenor de su respuesta, será difícil que otro funcionario se anime a pedirle otra aclaratoria.
Sabado 8/11/2008
En la tarde de ayer, se presentó el “Movimiento por la Paz y la No Violencia” Sede Ciudad de Santa Fe. (Ver nota en el diario El Litoral aqui)El mismo se llevo a cabo en la Casa del Maestro de nuestra ciudad y conto con la presencia de la Coordinada Nacional del Movimiento, Lic. Haydée Copolechio, quien luego de brindar una conferencia, tuvo a su cargo la dinamización de un taller conformado por el público invitado.
“Nuestro objetivo es que el movimiento por la paz se funde en todo el país” – sostuvo Copolechio -. “Es por ello que agradezco a los y las organizadores de esta actividad, en especial a Silvina Derghom pues en ella recae la responsabilidad de conducir el Movimiento por la Paz en la ciudad de Santa Fe”.
En efecto, Derghom tendrá a su cargo la coordinación el Movimiento a nivel local. Durante la presentación de la actividad, Derghom destacó la adhesiones del Gobernador de la Provincia de Santa Fe, Dr. Hermes Binner y de la Comunidad Israelita de Santa Fe. Asimismo, la actividad fue declarada de Interés Legislativo por la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe y de Interés Municipal por parte de la Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe.
Entre los presentes, asistierón la concejala Noelia Chiementin, Vicepresidenta del partido ARI Santa Fe, el concejal Carlos Suarez de la UCR, el Coordinador del Distrito Centro de la Municipalidad de Santa Fe, Rodolfo Bravi, el grupo “No más Violencia” de la Comunidad Evangélica Cristiana, la Asociación por los Derechos de Lesbianas “Las Diversas”, el Cuerpo de Nativos Rivereños (CU.NA.RI), la Asociación por los derechos del animal (A.D.E.R.A.), el grupo de “Mujeres por la no violencia en el fútbol”, la Asociación Familiares de Víctimas de la Violencia, autoridades de la mesa provincial y distrital del Partido ARI Provincia de Santa Fe, Juventud ARI Santa Fe, Jóvenes de la Coalición Cívica y público en general.
Bajo la consigna “Solo un pueblo unido más allá de las religiones y las creencias, es capaz de vencer el mal radical de la Argentina, que es la violencia”, la Lic. Copolechio, se refiero a temas como la violencia laboral, la inseguridad urbana, los accidentes de tránsito, el deterioro de la familia, la violencia de género, entre otros.
“Nosotros creemos que la no violencia no es ningún punto de llegada, es ante todo una manera de caminar” – dijo Copolechio. “La máxima expresión de la violencia es que creamos que no podemos hacer nada ante la injusticia, la mentira y el robo. La indignación que esto provoca debe darnos la fuerza para luchar contra la violencia. La lucha por la paz implica creatividad, las respuestas no violentas las tenemos que inventar, no están escritas en ningún lado”.
Seguidamente, Copolechio lanzo un interrogante: ¿Como hago para desnaturalizar la violencia en la Argentina? “Una de las respuestas es que nosotros tenemos que crecer en conciencia, es decir visualizar la violencia allí donde no la vemos tanto en nosotros mismos como en el armado social” respondió.
Finalizada la conferencia, se procedió a la organización de un taller. Se conformaron cuatro grupos y se conversó sobre el poder, la violencia y difícil construcción de la paz, a partir de una historia de conflictos entre dos comunidades africanas. Finalizado el trabajo en grupo, se procedió a un plenario general entre los participantes.
“Es importante que respetemos la diversidad, en el movimiento hay creyentes, no creyentes, católicos, evangélicos, ateos, peronistas, radicales, socialistas, el movimiento debe ser político pero a-partidario. No se trata de perder la identidad, se trata de trabajar en la diversidad. Militar por la Paz , se hace en todos lados , en la casa , la escuela , la calle. Hay que construir la ruptura de la indiferencia y descubrir el poder que nos da la no violencia” – concluyó Copolechio.
Otras expresiones de Copolechio durante la conferencia: